De caza

Jakub había sentido siempre terror de que los que miraban estuvieran dispuestos a sujetarle la víctima al verdugo. Porque el verdugo se ha ido convirtiendo con el tiempo en un personaje familiar del vecindario, mientras que los perseguidos huelen de algún modo a aristocracia. El alma de la masa, que en tiempos se había sentido identificada con los míseros perseguidos, se identifica hoy con la miseria de los perseguidores. Porque la caza al hombre es en nuestro siglo caza de privilegiados: se caza a los que leen libros […].

Milan Kundera

La despedida